Análisis "Criadas y Señoras" (2011)

 Criadas y señoras

The help (2011)


The help narra la historia de cómo una mujer blanca intenta dar voz a otra mujer, pero negra. Ambientada en los años sesenta en uno de los estados más racistas de Estados Unidos, la sociedad vive bajo el yugo de la supremacía blanca. Quizás es sorprendente que la película esté protagonizada por mujeres; los hombres aparecen de forma anecdótica y no tienen particular peso en el argumento.


El largometraje empieza con una entrevista entre las dos protagonistas, la blanca Skeeter, una joven que acaba de graduarse en la universidad y desea convertirse en una gran periodista y escritora. Y con la negra, Aibeleen, una criada que ha criado diecisiete niños blancos de familias para las que ha servido.


Desde el inicio nos dejan bien claro que los negros han estado involucrados en la sociedad en forma de siervos, personas dominables y sumisas que tienen que seguir con el orden establecido: “Mi madre era criada, mi abuela fue esclava y yo también soy una criada” afirma Aibeleen dejando ver entre líneas que 400 años después de la colonización, aún en la época moderna, los negros son y serán personas inferiores a los blancos. Por mucho que ya no haya esclavitud, siguen sirviendo de forma totalmente oprimida. 


Ante la frialdad y crueldad con la que sus amigas tratan al servicio, la joven periodista Skeeter decide aventurarse en un proyecto secreto con las sirvientas. Decide relatar y así dar voz a las vivencias de estas mujeres trabajando en hogares de familias blancas y adineradas, intentando así poner a las mujeres blancas en su lugar, avergonzándolas desde el anonimato; aunque cada mujer blanca sabe qué ha pasado y qué no. 


Skeeter se muestra como una igual ante las sirvientas, ella misma fue criada por su sirvienta negra con la que creó un vínculo muy especial, Constantine. Quizás es debido a esto que pone tanto empeño en el proyecto, ya que descubre que Constantine fue despedida por su madre tratando de encajar en la sociedad supremacista blanca. En algunos momentos sentimos que no quiere actuar así, pero para ser aceptada debe de mostrarse por encima de los negros, cosa que su hija Skeeter rechaza y con la que se opone, posicionándose del lado de las sirvientas.


A lo largo del film, observamos a las protagonistas sin evitar ponernos en su piel. Es imposible no sentir impotencia y rechazo a las situaciones que se muestran ya que incluso hoy en día este racismo sigue siendo palpable. Quizás no vivimos en una sociedad tan segregada como en la que se nos da a conocer a través de la película, pero no podemos dejar de olvidar que el largo ha sido dirigido por una persona blanca, un hombre. Para más inri, la película está basada en un libro que fue escrito por una mujer blanca que vivió con sirvientas. Una película hecha por blancos sobre negros que son respaldados por una heroína blanca. 


Pero el largometraje también nos muestra la liberación y empoderamiento de las mujeres, no solo las negras, ya que Skeeter tampoco sigue el orden establecido: es una mujer independiente, con trabajo, sin marido ni pretendiente, intenta vivir su vida a su manera, no de la manera en la que su madre considera que es la adecuada para una joven blanca de buena familia. 


Durante toda la película, la sirvientas evolucionan alejándose del concepto de esclavitud, parece que ellas también han cogido fuerzas junto con Skeeter y deciden contarle todo lo que necesita para su proyecto secreto, de esta forma ellas mismas se vengan de las familias para las que han trabajado, como he dicho anteriormente, avergonzándolas desde el anonimato con la publicación del libro escrito por la joven periodista, en el que se narran todo tipo de aventuras y desventuras vividas por las mujeres negras en las casas de los blancos. 


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