Análisis "El Productor" (Méndez-Leite, 2006)
En el documental El Productor, dirigido por Fernando
Méndez-Leite, se nos describe la carrera profesional de Elías Querejeta,
descrito por el director como “un modelo de productor a seguir”. En el largo
podemos iniciarnos en la filmografía del productor en cuestión y nos adentramos
también en la historia de España, ya que sus películas han estado siempre muy
condicionadas por la situación social y política del momento. "No es el
típico productor al uso que pretende hacer películas para ser millonario, sino
que ha trabajado
estrechamente vinculado a la cultura de su tiempo, así como a la vida política y social que le ha tocado vivir en cada
momento", dijo Méndez-Leite. Y así es como se nos presenta a Querejeta,
como un “astuto valiente” que se burla de la censura franquista a través de sus
películas, que relatan la realidad metafóricamente y con pequeños trucos.
Con la muerte de Franco y
la llegada de la transición Querejeta se adentra en distintos conflictos
sociales, en la delincuencia juvenil, las drogas, el paro, etc. Gracias a la
evolución de sus películas, siempre ligadas a la situación del país, podemos
también descubrir la forma de hacer cine durante la última mitad del siglo
pasado.
El documental también
recoge una serie de testimonios, uno de ellos, Emilio Martínez Lázaro dice que
"Siempre interviene mucho, aunque sea de una manera indirecta". Y así es como gracias a sus palabras y a las
de otros directores, productores, guionistas, críticos y actores que, han
trabajado con él, se nos va definiendo la imagen del vasco: todos coinciden en
que es un hombre muy perfeccionista e involucrado en el trabajo, por no decir
que muchas veces su opinión ha influido notoriamente en los rodajes, hasta el
punto de llegar a haber modificaciones en los guiones.
Cabe destacar también la
no colaboración de Víctor Erice, que aparece en algunos fragmentos cedidos de otras
entrevistas relacionadas con El Sur, película
y fuente de polémicas, ya que Querejeta dio por finalizado el rodaje a los 44
días, cuando estaban previstas 81 jornadas. El documental nos muestra por
encima el desacuerdo de los dos artistas pero no se adentra en el conflicto
personal de estos dos hombres, que incluso rompieron su vínculo de amistad (y
profesional, por supuesto) después de este pequeño altercado. Y es por estos
detalles, y algunos otros más que se muestran durante todo el largo, que
podemos deducir que el film no deja de ser una “filmografía autorizada” con
bastantes limitaciones ya que el eje central de la trama es Elías Querejeta, y
como he ido diciendo a lo largo de este texto, es un hombre influyente y de
carácter. Pero aún así llegamos a descubrir una cara de un productor que quizás
no teníamos en cuenta, la parte más artística del “señor que financia una película”,
la parte que desea comunicar un mensaje al espectador más que vender unas
imágenes, la parte que desea que dicho mensaje esté perfectamente explicado.